La bicicleta en el collage cotidiano

1. Usar la bicicleta constituye un acto que involucra el pensamiento, la humanidad y el sentimiento. Con su uso se despeja la mente y se generan sustancias que provocan placer en el individuo: uno se busca a sí mismo. Hasta en el impertérrito rostro del ciclista más serio se oculta un rutilante regocijo.

2. Usar la bicicleta también incentiva la convivencia. Cuando adviene un encuentro fortuito con otro ciclista, se producen miradas de camaradería y complicidad, no de encono. Uno suele saludar o despedir con la mano al interlocutor que va en el otro carril, difícilmente con una mentada de madre. Cuando se tiene algún accidente —una llanta ponchada, algún problema técnico— no ha de pasar mucho tiempo para que alguien, consciente del esfuerzo físico y mental que implica la rodada, te auxilie.

3. Según Marc Augé, el milagro del ciclismo devuelve a la ciudad su carácter de tierra de aventura o, al menos, de travesía. La bicicleta convoca el tiempo del gran paseante: aquél impelido a pausar su camino para agasajarse con el paisaje y percibir al mundo (a la usanza del arte del caminante de William Hazlitt R. o de Louis Stevenson) en dos sentidos: uno al aire libre y otro bajo techo. Del primero absorbe la sabia belleza de la vida cotidiana.

4. El uso de la bicicleta ha venido en aumento. Los ciudadanos que usan bicicleta se han organizado en asociaciones colectivas. Destacan varias; por ejemplo los Bicitekas y La División del Sur. Hay un punto en común: incentivar el uso de la bicicleta como medio alternativo de transporte. La propuesta: la apropiación colectiva —en dos ruedas— de los espacios públicos. El argumento: la bicicleta no contamina y es buena para la salud; si se incrementara su uso se podrían impulsar soluciones a problemas reales como el excesivo tráfico vehicular y la obesidad.

5. Hay varias paradojas en la historia de la bicicleta. Es igual de curioso saber que las carreteras fueron pensadas originalmente para ciclistas como enterarse de que en México, en teoría, existe un carril para los mismos.

6. Hay zonas en las que el uso de la bicicleta comienza a ser cada vez más preponderante: la Ciudad Universitaria, el Centro Histórico, la colonia Condesa, la colonia Roma, entre otras. Esto no era visible en otras circunstancias, así que es una situación digna de aplaudirse.

7. A la bicicleta se le puede dar un valor de uso o un valor de cambio. Hay quienes las enchulan y las hacen lucir hermosas con el fin de sacarlas a pasear y presumirlas los domingos en el centro histórico y la condesa. Hay otros que son felices haciendo rodar cualquier armatoste día y noche por el sólo hecho del disfrute.

8. Algo se genera en el automovilista que observa al ciclista. Aquél repara en la existencia de ese otro individuo que lidia con el asfalto a bordo de dos ruedas. Hay un gran avance en el reconocimiento de ese otro.

9. Usar bicicleta implica una experiencia de libertad. La libertad es la esencia del ciudadano en el pensamiento político. Un individuo en bicicleta observa con más fruición el crisol y la mixtura del mosaico citadino; reclama para sí más espacios en los cuales ejercer su actividad pública con libertad. Si lo desea, el ciclista es ciudadano.

10. Numeralia: – El tiempo promedio de un viaje en bicicleta en la ciudad de México es de 21 minutos.
– 2% de los viajes en la ZMVM (Zona Metropolitana y Valle de México) se realizan en bicicleta.
– En la ZMVM se realizan casi 22 millones de viajes a diario.
-Costo línea 3 del Metrobus: 2,894 millones de pesos. Costo de la expansión de las bicis a Polanco: 40 millones de pesos.-500,000 Bicicletas que ingresan cada año a México por la vía del contrabando.
-3,500,000 Bicicletas que se vendieron en México en el año 2000.
-Número de viajes en bicicleta al mes sobre avenida Reforma en el DF: 32,000.

Imagen tomada de internet

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