El errante

para Patricia Gómez

Goethe caminaba días enteros
impulsado por un desamor
que estrujaba su pecho.

Llegaba a nuevos lugares
y se arraigaba
para observar insaciable
la belleza del mundo.

Se zambullía en las costumbres
de aquellos pueblos,
en sus historias y formas
de existir.

Variados poemas devenían
de esas tardes
que borraban de su cuerpo
cualquier indicio de dolor.

Hasta que, situación inevitable,
conocía a la pastora más hermosa,

y se enamoraba perdidamente.

Pero ella lo desairaba

y una tormenta regresaba

al alma del viejo poeta.

Entonces decidía marchar:
viajar de nuevo,
con ese nuevo desamor
recorriendo su torrente sanguíneo…

Y así…

Imagen tomada de internet: Johann Wolfgang von Goethe (1749 -1832)