Morí atropellada

Calle Belisario Domínguez, Centro Histórico, D.F., marzo 2015

Morí atropellada… Me desdibujo… Una estela de sangre quedó impregnada en el asfalto. Mi cuerpo inofensivo en medio de la acera. Espectáculo público y repugnante para las buenas conciencias. Que pretenden no verme, pasarme de largo. Alguien intentó recogerme. Con una bolsa de asa. Blanca. El asco de mi cuerpo inofensivo pudo más que las buenas intenciones. Allí quedó el plástico frente a mi gris arquitectura. Mi sangre se evapora con el calor de la inminente primavera. Mis órganos alimentan a pequeñas larvas blancas. La vida surge de los lugares más insospechados. De la muerte misma. Nada nuevo bajo el sol… Me desdibujo… Morí atropellada.

Fotografía: ‘Morí atropellada’, Miguel Juárez Figueroa, 2012