Tres poemas

Danza

A qué se asemeja tu danza
me pregunto,

será tal vez al movimiento
de un ave que corteja
sin prejuicios

o la hojarasca acariciada
por una sutil ventisca
de noviembre

quizás una palabra de ternura
anunciada en el umbral
de la tragedia

o al vino que abraza el alma
y lo sosiega todo…

O más todavía: a un día que llega
en su plena sencillez
como si la noche hubiera sido
tan sólo un espejismo.

Sé que a nada de eso se asemeja,
y no me importa:
pues el esfuerzo de un hombre
que ignora
siempre será bienvenido.

Cuerpo

Cuál es la certeza
de tu cuerpo,
de esa desnudez
que sólo percibo en pensamientos.

Que imagino,
procurando no irme de bruces
porque así me lo ha indicado
la prudencia
de mis propios límites.

Intento responder
intuyendo en las sombras,
donde apenas imagino
resabios andaluces;
y arabescos de viejos señoríos
escoltados por mujeres incansables
del oriente.

Y es mejor imaginar para un pobre
que desear poseer tanta riqueza.

Y sin embargo
no he aprendido nada:

me desboco y sueño
que soy un alfarero
modelando el vientre,
los hombros y el pecho que te anuncian:

como un sacro privilegio de crearte
exactamente igual a como eres.

Acaso con una diferencia:
una semilla de sonrisa de la infancia
en tu corazón,
una larga borrachera en tiempos
de abundancia y plenitud
o simplemente
la patética sonata de aquel
alemán embelesado…

Que germinara en tu memoria

un buen recuerdo mío

Eso sería para mí más que suficiente.

Lejanía

Cumples treinta años
y la vida te sonríe:
eres joven y hermosa

salud y posibilidades
se expanden
en tu cuerpo,
y en los sueños que sueñas
para ti y para los que te aman.

Estarás celebrando en algún café
con el mismo protocolo
de buenas palabras y deseos.

Y tal vez desde allí
en una tarde roja
la inmensa arquitectura
de la Alhambra
te cobije.

No lo sé.

Desde esta noche lejana
de amante absurdo
donde todo es intriga
de resaca cotidiana

donde todo es igual
a cuando nos conocimos
en el colmo de noviembre

con jaurías de perros inefables,
cierto movimiento perpetuo
de ruido y humo,
y miradas con luz de maldad o esperanza…

Es imposible saber nada

sólo una cosa: que tú estás lejos

y que eso hace la gran diferencia.

Imagen: ‘Women’, Zhang Haiying, 2010