La muerte, y sobre todo, el crimen,
da igualdad a lo vivo, lo más y menos vivo,
y lo menos parece siempre con la muerte más.
Espacio
Juan Ramón Jiménez
En tu espacio logro ser por fin el uno:
el filo del dedo rozando la espalda
de mi amante emprende la fuga
no a la vida no a la muerte.
El parpadeo de la música busca el agua:
algo que salve el nudo de dolor
que aprieta la manguera que se ulcera.
Soy tan poco en el espejo los hoteles
coito incompleto potencial arquitectura
pero lo asumo en la rigidez de la mano
que empuña,
y en lo terrible del sufriente en multitud.
Música es exceso es muerte
está en desorden en el viaje que es volcánico.
Guijarro enfocado desde el cielo:
como un meteoro que cae en perspectiva.
Todo exceso vive y muere bello
en el asesino :
ama quien sacude y quien se embriaga.
Es imposible ser el uno y caer con miedo:
se estrella la cabeza en las baldosas
y se lamen las grietas
y sus charcos hilos oscuros
donde surge el humo y la ceniza.
Me salvo en el monólogo
que es creación alta del uno
que antes compartió el viaje:
y ya las letras en el intestino no me duelen,
y no temo a los amigos que no puedo asir,
(pues asumo todos sus crímenes:
bellos excesos de ebriedad).
Desde donde miro el maguey y soy contrario,
en el nudillo que se hunde y pinta carne
en la pared de mis mujeres,
no cierro los ojos ante la nada suprema:
ante el catafalco escribo.
Fotografía: ‘Fantasy of Improbable’, Autor: Maleonn, 2012
