Me han robado la noche,
silenciosos [de puntitas]
los recuerdos de tu vaho caliente,
y el hilito de humo de cigarro en tu boca.
Me ha robado la prudencia,
la ausencia de esos besos
que antes de despertar,
alimentaron la serenidad
de mis sueños.
Un fantasma se ha llevado
aquel acontecimiento,
y ha forjado el último engrane
de tu «eterno retorno».
«Los númenes que rigen este curioso mundo»
materializaron las letras
en esperanza de tiempo recobrado,
de un ímpetu que me busca,
y de una sustancia que me insulta.
Imagen: ‘Artemis dreaming’, Michael Carson
