I.
Tómate la vida en serio:
me exigió la iracunda
madrugada.
Goza a los otros más que a ti.
Y no bebas.
Definitivamente no bebas.
¿Acaso te gusta
equivocarte una
y otra vez?
Eso te provoca el trago.
Mejor estudia, titúlate y trabaja.
Gana dinero.
Pero definitivamente no bebas.
Confórmate con los placebos
que te ofrezco:
llega a casa:
conéctate al feis,
al tuíter;
profana el perfil
de la mujer amada,
y reprócha su altivez
publicándote a ti mismo
una canción de amor;
observa a los otros
sin observarte
a ti mismo;
y pierde el tiempo
en el morbo
de mostrarte sin conocerte.
Procrea nuevos seres:
edúcalos en tu gobierno
y reprímelos,
día y noche.
Pero no bebas.
Es mejor que así sea.
II.
Hace un par de semanas
que la soledad me ofusca
tal y como el sol tirano
lo hace con las tardes
melancólicas.
No es la soledad de mis últimos meses,
(sugerente y comprensiva)
sino la de todos mis
noviembres.
III.
Decido entonces salir a la calle
para construir un muro silencioso
a cada paso.
Beberme un whisky doble al golpe
para sosegarme;
y descubrir
el oro refulgiendo
en la piedra negra.
¡Al diablo con la madrugada!
Quiero encontrar la voluntad perdida
en la infancia del delirio.
Y que todo en mí sea incendio.
Es mejor que así sea.
‘Head of E.O.W. IV’, Frank Auerbach, 1961

Muy bueno.
… y que todo en mí sea incendio.
Pues, adelante.
Un abrazo,
Jesús
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